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Cultura: informar y formar genera un cambio

Muchas veces encontramos en la realidad de las organizaciones actuales, indicios de una cultura ajena o distorsionada de aquella que la dirección de la compañía ha definido para su proyección, lo cual termina convirtiéndose en una bomba de tiempo para el negocio. ¿Por qué sucede esto y cómo la comunicación puede brindar una solución?

Cuando se habla de normas, valores, hábitos, creencias y supuestos compartidos en el entorno laboral, estamos haciendo referencia a la cultura de una organización, que es esa identidad propia y diferenciadora de cada compañía, en la cual, ya sea por normatividad, definición organizacional o simplemente por transmisión a través de la interacción entre las personas, se establecen unos códigos de comportamiento comunes a todos los miembros.

Por ello, la comunicación de los valores, misión, visión y otros elementos de la estructura, por lo general son transmitidos a cada colaborador durante la inducción, período en el cual se le brindan herramientas que le permiten centrarse y “alinearse” con el medio laboral al cual va a ingresar.

En este proceso de iniciación en la compañía, la persona recibe un gran cúmulo de información en corto tiempo, acerca de su historia, su misión, su visión, los objetivos y las metas que persigue, la estructura y los valores corporativos, entre otros. Dicha inducción se convierte entonces en un abrebocas, que solamente con el transcurso de los días y la interacción con sus pares y superiores logra tomar forma e interiorizarse.

Como es evidente, la verdadera interiorización de los supuestos, creencias y otros aspectos que hacen parte de la cultura, son parte de un proceso más largo en el tiempo y requieren de un sistema de apoyo basado en una comunicación constante, clara y precisa por parte de la organización, con lo que se busca sinergizar a todos los colaboradores para que compartan un mismo concepto, una misma cultura y la ejemplifiquen y vivan a través de sus acciones.

Es aquí donde la comunicación, además de informar, se convierte en un canal que ayuda a formar, crear y moldear esa cultura que la organización desea tener como base y sustento de su negocio, apalancando en cada uno de los colaboradores los cambios necesarios a nivel individual, grupal y social para que se vivan en el día a día los valores, creencias, normas y hábitos comunes, que ayudarán a conseguir las metas y objetivos propuestos.

Claro está que la comunicación, en el proceso de estructuración de cultura organizacional, actúa como facilitador de este “modelamiento” de manera transversal en la organización, acompañando y apoyando todas las acciones, que desde Recursos Humanos, se hayan definido para movilizar a los colaboradores hacia determinados comportamientos y acciones deseadas.

En definitiva, se debe entender y comprender a la organización como un todo interdependiente, que se relaciona constantemente y que requiere de acciones integrales en su comunicación, acciones para generar los cambios requeridos en cuanto a las bases sobre las que se construye la cultura y que por su función estratégica inherente requieren una gestión holística, en donde se analicen y se tomen decisiones, teniendo en cuenta cada una de las partes que integran el sistema cultural.

Con este entorno, es necesario contar con el apoyo de especialistas, que apalanquen la sinergia de las bases que conforman la cultura de la organización, a la vez que afianzan el compromiso de todos los colaboradores en pro de las mismas, haciéndolos participantes activos y vivenciales de esta construcción.

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